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Arquitectos: Manuel Perló, Taller Capital, UNAM
- Año: 2019
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Fotografías:Aldo Díaz, Meghana Tummala, Loreta Castro Reguera, Guillermo Mendía
Descripción enviada por el equipo del proyecto. La Ciudad de México, la quinta ciudad más grande del mundo, presenta severos problemas que hacen cada vez más precaria y complicada de habitar. Una de las principales afectaciones de la urbe ha sido, históricamente, el manejo del agua. En una situación paradójica de estrés hídrico y exceso pluvial, la Cuenca del Valle de México presenta graves problemas tanto al entorno urbano y natural como a sus habitantes.
Esta realidad se agrava en algunas zonas de la ciudad como es la Alcaldía de Iztapalapa, la más poblada de la Ciudad de México, la que concentra el mayor número de personas en pobreza, segregación y pocos, casi inexistentes, espacios públicos. Debido a su situación geográfica, que abarca parte de la Sierra Santa Catarina y una buena porción de lo que fue el Lago de Texcoco, el hacinamiento, la falta de planeación urbana y el alto número de vivienda informal la entidad ha padecido inundaciones y falta de agua históricamente.
El Parque Hídrico la Quebradora surge como la primera propuesta de una Acupuntura Hidrourbana, con la capacidad de resolver una parte de la problemática hídrica y social que enfrenta esta demarcación. En una zona con alta densidad y poco espacio público el proyecto transforma la infraestructura urbana en un espacio público y de recreación para la comunidad
El proyecto se asienta en el terreno tomando como ejemplo la manera en que tradicionalmente se ha trabajado con el paisaje en México, construyendo plataformas consolidadas a partir de muros de piedra volcánica del lugar. Plataformas, plazas y andadores generan los recorridos a través de un predio de 3.8 Ha tanto en sentido Norte Sur como Oriente Poniente. Todos estos acompañados de una paleta vegetal endémica o altamente arraigada al sitio. Adicionalmente, las plataformas contienen diversos edificios que complementan el programa, albergando una librería/biblioteca, talleres, espacios para deporte y un gran centro comunitario.
La propuesta del equipo del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM, coordinada por el Dr. Manuel Perló Cohen y la Arq. Loreta Castro Reguera Mancera, consiste en convertir la capacidad de infiltración del predio en un hito de buen manejo del agua, generación de espacio público y fortalecimiento del tejido social. Para lograr esto se propone un proyecto que actúa en diferentes niveles que dan solución a gran parte de los problemas generados en la zona:
- La infraestructura urbana se vuelve espacio público
- Beneficia directamente a 28 mil habitantes
- El espacio se configura a través de plataformas
- Mitiga las inundaciones
- Mejora la calidad del agua y la infiltra al subsuelo
- Triplica el arbolado actual con especies endémicas
- Facilita la movilidad peatonal y accesibilidad al transporte público
- Su arquitectura se materializa a través de la piedra volcánica local
El proyecto, desarrollado desde la UNAM entre el 2013 y el 2017 implicadó un intenso programa de investigación, colaboración entre diferentes disciplinas y enfrentar un complejo ambiente político. En el 2018 fue distinguido con la Medalla de Oro Global y de la Región Latinoamérica de Holcim Awards for Sustainable Cosntruction. Así mismo recibió reconocimientos del CAF y de otras instituciones.
La construcción se comenzó en el 2017. En 2018, luego de las elecciones de ese año, se detuvo. Sin embargo, el esfuerzo que se hizo durante la fase de diseño por involuucrar a la comunidad en el proyecto, fue definitivo para que en 2019 se reiniciara. Luego de dos años, el proyecto fue inaugurado. Algunos de los componentes importantes del proyecto se omitieron, tales como el sistema de tratamiento de agua residual con una PTAR y humedales, así como la reutilización de este líquido en sanitarios. También se eliminaron los paneles solares para lograr la sostenibilidad en términos energéticos.
La Quebradora sentó un precedente importante. Cambió su nombre por Utopía Atzintli, formando parte del programa establecido por el gobierno local de la alcaldía de Iztapalapa entre 2018 y 2024, donde se promueve la transformación de zonas abandonadas en proyectos similares a este. El parque recibe alrededor de 7000 visitantes semanales. Funciona como un espacio de regulación e infiltración de escurrimientos pluviales, además de ser un sitio de reunión para la realización de actividades culturales, deportivas y de esparcimiento en general. Vale la pena destacar que acá se incluyó un espacio destinado para la protección y auxilio a mujeres víctimas de la violencia.